Kukulkán: la serpiente emplumada de la mitología maya

El dios Kukulkán es una figura importante en la historia maya, que se remonta al período clásico de la Mesoamérica prehispánica (250 a 900 d.C.). Los mayas yucatecos atribuían sus hábitos de vida y prácticas agrícolas a la benevolencia de este dios, entre otras deidades.

Sin embargo, Kukulkán, también conocido como Quetzalcóatl entre los aztecas, era más que una simple deidad adorada por los pueblos mayas; era un dios creador, que simbolizaba la interconexión de la vida, el inframundo y el cielo.

La mitología maya a menudo representa a Kukulkán como una serpiente emplumada porque las serpientes eran símbolos de la vida encima y debajo de la tierra, mientras que las criaturas aladas eran símbolos del cielo.

Conexión con el Quetzalcóatl azteca

El nombre de la deidad maya refleja esta dualidad. En maya yucateco, “kukul” significa emplumado y “kan” significa serpiente. El nombre azteca del dios, Quetzalcóatl, sigue una lógica similar. En náhuatl, que es la lengua azteca, “quetzal” es un ave emplumada y “cóatl” es una serpiente.

La historia del origen de Kukulkán

En una historia maya, Kukulkán era a la vez un niño y una serpiente. A medida que el niño crecía, su hermana, que lo amaba, lo mantuvo en una cueva y lo alimentó.

Cuando el niño superó la cueva, se vio obligado a salir, lo que provocó que la tierra temblara. Según la historia, Kukulkán continúa provocando terremotos cada verano para que su hermana sepa que todavía está vivo.