Sabías que una situación estresante para un niño puede afectar su ADN para siempre? Mucha atención…

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Un grupo de investigadores de la escuela de medicina de la Universidad de Tulane, afirma que la exposición a eventos estresantes o traumáticos en contextos familiares durante la niñez, puede dejar marcas permanentes en los telómeros de nuestro ADN. Este estudio se suma a la creciente evidencia de que los ambientes familiares estresantes pueden afectar los cromosomas de forma permanente. El estudio se publicó en la revista Pediatrics.

Los telómeros son secuencias repetitivas de ADN, que se encuentran en los extremos de los cromosomas y que actúan como capas protectoras, previniendo que los cromosomas se peguen unos a otros o se degraden, lo que causaría muerte celular. Pueden ser considerados como un temporizador celular, ya que se van acortando cada vez que una célula se replica hasta alcanzar un cierto límite; una vez alcanzado ese límite, la célula no se replicará más. El largo de los telómeros se ha relacionado con distintas enfermedades, y los telómeros cortos se asocian a altos riesgos de patologías cardíacas, diabetes, problemas cognitivos y enfermedades mentales, por nombrar algunos.

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Con el fin de profundizar en el conocimiento sobre cómo los eventos adversos durante la infancia pueden tener un impacto negativo en la salud, investigadores de la Universidad de Tulane estudiaron los vínculos entre la exposición a eventos disruptivos o violentos y el largo de los telómeros durante la juventud.

Se trabajó con 80 niños de entre 5 y 15 años de edad en Nueva Orleans, y los datos sobre ambiente familiar y exposición a eventos traumáticos fueron obtenidos mediante entrevistas a los padres; luego, el equipo tomó muestras de los niños para analizar el largo de sus telómeros. Después de descartar otros factores sociodemográficos, el equipo detectó un vínculo entre la exposición a violencia intrafamiliar o disrupción familiar, y el largo de los telómeros. Específicamente, encontraron que la longitud de los telómeros era significativamente más corta en niños que estaban expuestos a eventos adversos como violencia intrafamiliar, suicidio o encarcelamiento; en comparación a la de los niños que contaban con hogares más estables.

Es más, los investigadores encontraron diferencias entre niños y niñas, siendo las últimas mucho más susceptibles a los efectos negativos de los eventos traumáticos en sus telómeros. También descubrieron un efecto protector para los niños en caso de que la madre fuera bien educada, ya que existe una asociación positiva entre el largo de los telómeros y el nivel de educación de la madre, pero al parecer esto sólo ocurre en niños menores de 10 años.

“Los niveles de estrés familiar, tales como ver a un familiar herido, generan un ambiente que afecta el ADN al interior de las células de los niños.” señala la autora Dra. Stacy Drury. “Mientras más expuestos estaban los niños durante su vida, más cortos eran sus telómeros; resultados que fueron alcanzados luego de controlar muchos otros factores, incluyendo estatus socioeconómico, educación de la madre, edad de los padres y edad de los niños”

Este es el segundo estudio publicado este año en el que se demuestra que un ambiente estresante en el hogar afecta el largo de los telómeros. Durante abril recién pasado, un reporte en PNAS descubrió que los niños que crecen en hogares pobres e inestables, tenían telómeros más cortos que los niños criados en familias estables.

De acuerdo a Drury, este estudio destaca que el ambiente dentro de los distintos hogares corresponde a un importante punto de intervención para reducir los impactos permanentes que genera la adversidad durante la infancia.